Esther Valdés: Mamá, Líder y Cuidadora
- Laura Arboleda Sánchez
- 4 nov 2023
- 4 Min. de lectura

Esther no es de aquí, es de Quibdó, Chocó. Hace 19 años se convirtió en mamá, en un parto muy difícil en el que su hija, Clara Sofía, tuvo sufrimiento fetal y falta de oxígeno.
A los 2 meses los médicos le anunciaron que debido a este evento había quedado con una discapacidad: una parálisis cerebral que la afectaba físicamente, al no poder moverse con facilidad, y cognitivamente, puesto que tiene un retardo en el aprendizaje.
A raíz de este suceso, tomó la decisión de quedarse en Medellín, para poder ofrecerle a Clara, todos los tratamientos y la atención médica que llegara a necesitar. Llegó a Belén, Los Alpes, donde vivía en una residencia para estudiantes que pertenecía a una tía. Pero sus padres decidieron comprar una casa para Esther y Clara donde pudieran estar más cómodas. Entonces adquirieron un apartamento en la Comuna 9, lugar que conocían por una tía que tenía su residencia en este lugar.
Pero criar una hija con dificultades de salud, lejos de la ciudad donde están la familia y los amigos, no es fácil. Esther es contadora, pero tener un trabajo normal ha resultado casi imposible, puesto que cuidar una persona en estas condiciones es una tarea de tiempo completo.
Fue así como una vecina le recomendó que se involucrara en el trabajo social con presupuesto participativo para que pudiera estar enterada de todos los beneficios que ofrecía el distrito para personas con discapacidad. Ella le hizo caso y descubrió el Comité de Inclusión de la Comuna 9 - CCI, integrado por personas con discapacidad, padres y cuidadores. Inicialmente, empezó asistir como invitada, hasta que en el 2018 se convirtió en integrante gracias a las elecciones de ese año.
“Nuestra población es complicada, los que cuidamos personas con discapacidad. Yo he ido aprendiendo cómo funciona todo y qué puedo hacer para ayudar a mi hija. Pero la mayoría de las personas no saben. Entonces uno les explica qué pueden hacer y cuando no les sale se enojan. Yo era igual: ¿Cómo que no le van a dar el subsidio a mi hija? Y luego uno se da cuenta: son más de 3.000 personas en la comuna 9 que presentan alguna discapacidad. El presupuesto participativo, hasta este momento, solo cubre 200 personas (son $120 millones de pesos en total, o sea $600.000 por persona). Entonces, cuando descubrí eso, yo ya les explicaba a la gente: Usted puede salir beneficiada esta vez, para la próxima puede que no salga. No da para tutela, ni derecho de petición, porque es algo que el municipio da, pero no es obligatorio. Si en todo caso, usted llega a reclamar, lo que le van a responder es que se tiene que rotar la ayuda porque son 3.000 personas que la necesitan”, cuenta Esther. Muchas veces ha pensado en salirse del CCI y continuar como una mamá normal, pero reconoce que ama el trabajo comunitario y servir a las personas, entonces decide permanecer.
Durante este tiempo, son muchas las cosas que ha logrado para su hija. Para nadie es un secreto lo empinada que es nuestra comuna en la mayoría de los sectores, lo cual dificulta el desplazamiento en general, y es peor aún cuando se trata de una persona con una limitación de movimiento. Esther consiguió que le cambiaran la silla de ruedas mecánica por una eléctrica. También, gracias a una tutela, logro que modificaran el camino de acceso a su casa, lleno de escaleras, para que Clara pudiera moverse en silla de ruedas más fácilmente. Además, consiguió que la EPS le enviara un transporte cada vez que tiene terapia, exámenes o citas médicas.
No ha sido fácil. A muchas personas no les gusta lo que ella ha tratado de hacer por su hija. Incluso en una ocasión, una vecina le dijo que por qué mejor no se iba de la urbanización. Es este tipo de discriminación al que diariamente se ven sujetas las personas que presentan alguna limitación, por lo cual, ya sean ellos o sus cuidadores, se ven obligados a pelear por existir en un planeta donde quepamos todos.
Gracias a la silla eléctrica, Clara y su mamá pueden desplazarse en el tranvía y luego en la línea B del Metro de Medellín hasta el estadio donde practica su deporte favorito: Bocha, un juego aceptado como deporte paralímpico desde 1984 que consiste en un juego de pelotas donde cada jugador, pareja o equipo dispone de seis bolas rojas o azules y gana aquel que consiga acercar más su bola a la blanca.
Esther hace parte del programa “Cuidadores” de la Secretaría de Inclusión Social, Familia y Derechos Humanos de la alcaldía dentro del programa “Medellín me cuida”. Este programa es el primero en Colombia que brinda estrategias a favor de población vulnerable que necesita el cuidado de familiares o amigos para subsistir. Durante la capacitación que tuvo Esther por casi 2 meses, ella y los otros cuidadores aprendieron algunas técnicas para facilitar su labor en temas de aseo, alimentación, aspectos sicológicos y jurídicos, para la tramitación de órdenes, la medicación, entre otros temas.
Actualmente, más de 6.000 personas residentes en las comunas y corregimientos se han visto beneficiados por este programa y se requirió una inversión de $1.651 millones, de los cuales $1.100 millones provienen de recursos de la Secretaría de Salud y otros $551 millones fueron priorizados por Presupuesto Participativo.
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